• April 23, 2024 at 11:08 AM
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La ingeniería del consenso

Por Martha Herring*


La creciente ola de transformaciones en el orden político mundial ha propiciado asimismo cambios en las relaciones sociales: se revitalizan los movimientos democráticos, surgen nuevas estructuras de poder y se implantan esquemas de gobierno más ambiciosos. 'Retóricas de la intransigencia', de Albert O. Hirschman, destaca tres tesis reactivo-reaccionarias (en el sentido que daba Newton a estos términos: "a toda acción se opone siempre una reacción igual") para valorar los modelos y los argumentos que se contraponen a los esquemas políticos existentes.

El siglo XX fue para Europa «El siglo del yo». El comienzo de la construcción de argumentos y discursos diseñados para frenar la consecución de derechos políticos, civiles y sociales, analizados por Hirschman. 

En el siglo XXI hay mucho más, porque la ingeniería del consenso necesita de términos y conceptos fuertes, utilizados magistralmente hasta conseguir que cada ciudadano sea incapaz de distinguir la información valiosa de la propaganda falsa a la que visten con términos grandilocuentes, como 'República, Libertad o Democracia', todas con mayúsculas. 

Noam Chomsky llamó al sistema imperante «lavado de cerebro con libertad» porque la falta de libertad de pensamiento se disfraza con la libertad de expresión. La censura consiste en el silenciamiento, la no difusión de las alternativas desacordes con el establishment y la legitimación, frivolización y trivialización de la violencia y de la guerra que los medios ejercen, unida a la parálisis provocada por el terror y la desinformación premeditada y continuada de las claves que permiten comprender la política, utilizadas para lograr la ausencia absoluta de responsabilidad, influencia y capacidad de intervención del ciudadano. 

La 'Democracia' sí, pero mal entendida, esto es, representativa y no participativa. Nuestros derechos democráticos, en la práctica, se reducen al depósito de un voto cada cierto tiempo. 

La 'Libertad', mancillada como nunca, sirve al propósito de los dirigentes de la economía mundial para dictar a 'nuestros' representantes políticos por dónde deben discurrir las cosas, es decir; libertad para sus negocios; libertad para el libre tránsito de las mercancías, pero nunca la misma libertad a las personas desplazadas por las guerras. Seres humanos calificados de 'ilegales' si desean una vida mejor; reducidos a daños colaterales si se mueren; como una 'carga para el Estado' si resultan mutilados; y señalados como 'ocupas' en los hospitales, que han pagado los obreros y que ahora son privados.

El liberalismo, o neoliberalismo, es para eliminar las trabas a la especulación; libertad para depositar sus ahorros en paraísos fiscales; libre explotación de los recursos naturales y personas del mundo empobrecido; libertad para contaminar y supresión de leyes reguladoras; libre concentración de empresas multinacionales; libertad para el monopolio y falsa libre competencia; tratados de libre comercio para "entrar al mundo" mientras se arruinan a los pequeños productores locales, incapaces de competir con productos subvencionados y más baratos del 'imperio' o de países con trabajadores semiesclavos; libre comercio de armas; globalización económica, o libre mercado mundial; libertad para despedir al obrero sin la debida indemnización; libertad para comprar, a precio vil, enormes propiedades estatales, que antes nos pertenecían a todos; libertad de elección entre A y B, siendo A lo mismo que B; sin olvidar la "Libertad Duradera" para masacrar pueblos indefensos y robar sus recursos energéticos bajo la mirada de una estatua; libertad de expresión silenciada y criminalizada, cuando escapa a los intereses de aquellos que controlan los grupos mediáticos y la economía. 

Los medios de comunicación son los 'perros guardianes' de ciertos privilegios, que reaccionan ante cualquier iniciativa de transformación real de nuestra sociedad y que, en realidad, son los pilares sobre los que se sustentan las marcadas desigualdades, la destrucción del medio ambiente y la irracionalidad del crecimiento económico, o el salto al vacío, de cuyo vuelo ahora disfrutamos los argentinos. 

Los cimientos sobre los que se sustenta la dialéctica de los que ostentan el poder, económico, mediático y político -de la "República"- fueron los principios, muy simples, de Paul Joseph Goebbels como ministro de propaganda de Hitler. Solo hay que adoptar una única idea y un único símbolo; individualizar al adversario en un solo y único enemigo, cargar sobre él los propios errores o defectos y responder al ataque con otro más potente y mentiroso, es decir "Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan", cambiando cualquier noticia, por pequeña que sea, en una grave amenaza. La "hipnósis colectiva" -desde hace más de un siglo- es la herramienta de propaganda más eficaz de las 'democracias occidentales'.

Durán Barba, el gurú ecuatoriano de Macri, entiende que apenas somos "simios" movidos por emociones atávicas. Elogia a Hitler y explica, como Goebbels, que las palabras "República, Libertad y Democracia", como propaganda, son las más populares adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que van dirigidas. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar; la propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas, una y otra vez, desde diferentes perspectivas, siempre sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase: "Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad". 

Como regla general, la propaganda opera siempre a partir de un complejo de odios y prejuicios tradicionales. En la Argentina es, simplemente, 'la grieta' que traducida significa que 'el otro' es 'diferente' y así llegar a convencer a mucha gente que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad.

En su libro «Retóricas de la intransigencia», Albert Hirschman describe los argumentos y discursos de quienes se opusieron, en Europa, al avance de los derechos políticos, civiles y sociales. Quienes se negaban al avance del sufragio universal porque éste acabaría con la libertad, que suponía una conciencia del honor y del deber propio de los caballeros y no de los proletarios. Las leyes a favor de los pobres serían incentivos para que se transformaran en holgazanes (en la Argentina 'planeros') y que, el avance del 'Estado de Bienestar', terminaría por destruir las libertades económicas y el sentido de empresa, tan fundamental, para el Occidente capitalista. Desde la 'Revolución Francesa' son las tesis utilizadas, por los pensadores reaccionarios, para atacar las propuestas de avance social y evitar el diálogo. Recursos fundamentales que subraya Hirschman, destacado académico de la Universidad de Princeton.

Todos asociamos a Goebbels con la manipulación de las masas y no fue Goebbels, en realidad fue el sobrino de Sigmund Freud, Edward Bernay (cuya influencia se equipara a la de su tío) el primer personaje, y el más importante, en utilizar las ideas de Freud para la manipulación de masas. Edward Bernay, por primera vez en la historia, utilizó el término "asesor de relaciones públicas", cargo que ocupa Jaime Durán Barba en el gobierno de Mauricio Macri.

La carrera de Bernays comenzó con el estallido de la Primera Gran Guerra, cuando el gobierno de los EE.UU. y su presidente, Woodrow Wilson, contrataron sus servicios y los del periodista Walter Lippmann para que convencieran a la opinión pública norteamericana de la necesidad de que el país interviniese en el conflicto armado europeo. Para alcanzar este propósito, Bernays y Lippman convirtieron la apelación a la ingeniería del consenso, en un arma de propaganda y manipulación de masas. Siguiendo sus consejos, el presidente Woodrow Wilson anunció que Inglaterra 'no estaba luchando para restaurar su imperio', sino para extender la democracia en el mundo y EE.UU. se involucró en la Primera Gran Guerra.

Barnays con profundas convicciones sionistas, en compañía de empresarios influyentes y poderosos, transformaron de manera irreversible, la cultura y la razón del pueblo norteamericano para que las corporaciones pudieran hacer que los ciudadanos compremos cosas que no necesitamos. Edward Bernays, desde 1912 con su novedoso 'Consejo de Relaciones Públicas', estudió fascinado a su tío y las ideas de Sigmund Freud, en particular la de la "irracionalidad subyacente" al ser humano, con el único objetivo de hacer dinero manipulando el inconsciente de las clases populares. 

Edward Bernays escribió la historia desde la Primera Gran Guerra y ayudó a manipular la mente de todos los pueblos, ganando mucho dinero. En el siglo XXI Jaime Durán Barba -siguiendo el ejemplo de Barnays y Goebbels- logró con la 'ingenieria del consenso y la hipnosis colectiva que el ingeniero Mauricio Macri se convirtiera en presidente de la República Argentina. 

* Periodista. Traductora. Dra. Ciencias Económicas argentina, residente en Sydney

Foto: deposiphotos.com


Fuente: Liliana López Foresi

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