• 27 de abril de 2024, 14:39
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Advertencia, resistencia, insistencia

Por Eduardo de la Serna

Una segunda mirada a los resultados electorales me lleva a dar un paso más. Nunca el último…

Para empezar, me surgen una serie de preguntas a las que no responderé. Creo que responderá el tiempo… corto o largo, no lo sé.

El pueblo ¿nunca se equivoca? Por supuesto que para dar una respuesta seria a esto es indispensable ver con una cierta integridad qué es lo que el pueblo dijo al decir Milei. 

Si al gobierno le va bien ¿al país le va bien? Para empezar, depende qué quiera decir “ir bien”; además, a dónde es ese “…ir”, porque no sé si quiero dirigirme en esa dirección (como con el avanza de “la libertad” … No sé hacia dónde “avanza”).

¿Legitimidad? Personalmente no me atrevo a dudarla. Salvo en caso de mentiras (como ocurrió con Macri, que creo que le quitó legitimidad, porque “la gente” votó “A” e hizo “Z”). Lamentablemente, creo que será legítimo cerrar el banco central, dolarizar y todas esas aberraciones que “fueron votadas”. Después quedará si la Constitución nacional lo permite, pero es otro terreno.

El pueblo ¿dónde está? Creo que si hace décadas era razonable decir “el pueblo dice”, “el pueblo es”, “el pueblo quiere”, la actual fragmentación vuelve muy difícil afirmarlo. El pueblo, ¿quiere que dependamos de los EEUU? ¿quiere que el que quiera contaminar pueda contaminar? ¿Que se puedan vender órganos o niños? ¿Que se quiten los subsidios a la salud, la educación, el trasporte público? No me atrevo a afirmarlo… ni a negarlo.

Pero me quiero detener brevemente en tres momentos que creo importantes:

Advertencia

Creo que se viene tiempos en que es importante “estar alerta”. Tiempo de adviento. Pueden ser momentos dolorosos que presagien buenas cosechas, o también, tiempos sencillamente de muerte. Lo dirá el tiempo…. Y la siembra.

Sabemos que la experiencia nos dice claramente que también pueden ser tiempos de “sandwichitos”. Especialmente en los órganos legislativos habrá que saber distinguir una sensata negociación (un do ut des político, que es razonable) de una lisa y llana traición. Estar alerta nos obliga a mirar atentamente, y militar para que “esos tantos no lo olviden fácilmente”. 

Si no hay justicia hay escrache, se decía. Quizás sean tiempos de nuevos escraches; no de romper, no de lastimar, no de violencia, por supuesto… sí de señalar, sí de que los señalados no puedan quitarse “fácilmente” la marca de la traición. Lamentablemente creo que los habrá. Por eso creo que debemos estar atentos. Mucho.

Resistencia

La resistencia es constitutiva del peronismo. Resistió el pueblo hasta que apareció un líder y esa resistencia se hizo calle, plazas y fuentes. Resistió el pueblo la proscripción y se hizo pintadas con tiza y carbón, con películas y cartas clandestinas y lucha, para que vuelva. Resistió una dictadura hasta que aparecieron sus resquebrajaduras, que algunos llaman grietas, y se hizo democracia, se hizo reclamo colectivo por memoria, verdad y justicia… Resistir sabemos. Y aunque determinadas cosas puedan aparecer como legítimas, también es legítima la resistencia. En la calle o las paredes, en las casas o las redes. Resistir es aguantar. Es desensillar hasta que aclare. Es gritar “no pasarán” aunque siempre pasen. Resistir es vivir – y a veces, ojalá nunca – hasta morir para que otros y otras tengan una mejor vida. Resistir es no bajar las banderas, no renunciar a las convicciones, y mantenerlas; a veces de debates, de estudio, de reflexión, de crisis, de militancia se trata. Resistiendo.

Insistencia

Nadie debería renunciar a aquello que es, a menos que encuentre algo mejor (en ese caso, de conversión se hablamos). Momentos de crisis pueden aprovecharse – y quizás “deben” – para profundizar lo que somos, con quiénes somos, hacia dónde somos, cómo somos. Y profundizarlo puede indicar corregir lo negativo, o lo vetusto, o lo insuficiente. No para adaptarse a los nuevos tiempos, con lo que tantas veces se simula que “un solo traidor puede con mil valientes”. Corregir para afirmar, apuntalar, reafirmar. “Esto soy” … Aquí estoy. Hacia “allá” quiero ir, y no por capricho o tozudez ideológica, sino porque estoy firme, militante y vehementemente convencido que en ese “allá” está lo mejor para el pueblo. “Pueblo” que, con todas las crisis, incertidumbres y oscuridades es mi “allá”, donde quiero estar y por quien quiero gastar la vida.

Tiempos duros y raros… ¡sin duda alguna! Pero tiempos en los que o miramos concentrada y críticamente o nos diluimos en un "todos" del que saldremos flotando como un corcho, pero de identidad siempre difusa. Podremos flotar, para no ahogarnos, y ¿quién se atrevería a negar el derecho a quien así quiere vivir? Pero también podremos nadar… o remar en busca de nuevas orillas, tierras para todas y todos y no solo para terratenientes. Resistir, sembrar, mirar atentos y acompañarnos mateando juntos parece un buen plan para empezar estos tiempos duros que se avecinan.

Fuente: Liliana López Foresi

Opinión